miércoles, 20 de mayo de 2009

Un intento fallido




Retomo el blog tras mucho tiempo sin escribir –diversos motivos me lo han impedido- para hablar sobre la recién estrenada película “Little Ashes” –haciendo referencia al cuadro de Dalí titulado “Cenicitas” y traducida en España como “Sin límites”. Se trata de una coproducción anglo-española dirigida por Paul Morrison que trata de desarrollar la compleja relación homosexual de Federico García Lorca y Salvador Dalí en la época en la que ambos se alojaban en la Residencia de Estudiantes de Madrid. La distribución de la película ha sido muy limitada en Madrid, proyectándose en dos únicos cines: Ciné Cité Manoteras y Renoir Plaza España (en este último en versión original subtitulada).

Confieso que acudí a verla con la única intención de fundamentar mis críticas, pues lo que había oído de ella y visto en los trailers me la anunciaban como una película más interesada en el morbo sensacionalista que en narrar la verdadera historia de los dos artistas. Después de haberla visto, he de decir que me la esperaba peor, y procedo a analizar los aspectos más llamativos:

1. Contexto espacial: Aquí se encuentra una de las mayores debilidades de la película. Para empezar, a pesar de desarrollarse en Madrid está grabada en Barcelona, y aunque en otro tipo de películas eso no hubiera tenido mucha importancia, en esta se constituye como un error imperdonable al no haber reflejado el ambiente de cafés literarios y ambiente popular de los años veinte en Madrid. Por otra parte, la película está rodada casi en su mayoría en interiores, y no logra captar ese ambiente tan “madrileño” del que hablo.


2. Contexto histórico: Se ve a la legua que el guionista no estaba muy al tanto de la historia española o que tal vez no le interesara reflejarla en la película, lo cual a mi juicio constituye un craso error, ya que la realidad política de aquellos años tuvo una importancia capital en la vida y la forma de pensar de los intelectuales de entonces. Al comienzo, la película nos sitúa en Madrid, 1922; un Madrid “dominado por la religión, oprimido en todos los aspectos”. Pero no se nos dan más datos, ni se menciona que queda tan solo un año para que Miguel Primo de Rivera dé un golpe de Estado e instaure una dictadura que durará hasta 1930. Tampoco se hace referencia a la II República ni se explica como es debido el comienzo de la Guerra Civil en 1936. De esta forma, cuando los falangistas van a buscar a Lorca en su casa de Granada, no queda claro a qué se debe la detención ni quiénes son los autores de la misma –a no ser que conozcas previamente los hechos, como es mi caso.

3. Personajes: Comenzaré destacando la incongruente presencia de uno de los personajes principales, una tal Magdalena que estudia en la Residencia de Señoritas y que está enamorada de Lorca. Pero no solo eso, sino que además ocupa un lugar central en la trama y comparte una estrecha amistad con el poeta. En realidad, esta persona no existió; tal vez se han inspirado para crearla en Margarita Manso, una estudiante que compartió una experiencia sexual con Lorca. Pero me parece excesivo que se le dé tanta importancia a un personaje en el fondo inexistente y que ni siquiera se nombre a otros muy relevantes en la verdadera historia, como Pepín Bello o Rafael Alberti. De hecho, en la película solo aparecen los tres personajes centrales (Lorca, Dalí y Buñuel) y otros anónimos o inventados, cuando en realidad formaban parte de un grupo de amigos amplio y las relaciones sociales eran muy importantes en la Residencia, que a menudo parece desangelada y solitaria.



En cuanto a los actores, hay que destacar la gran caracterización de Javier Beltrán como García Lorca, en el aspecto físico. Sin embargo, el parecido termina ahí. El Lorca de la película es un ser silencioso, serio, con una excesiva formalidad que nada tiene que ver con la pasión andaluza que desbordaba el verdadero Lorca, tremendamente carismático y centro de atención de todas las reuniones. Lo que se nos presenta en la película es un Lorca bastante soso. Al actor que interpreta a Dalí, Robert Pattinson (conocido por su papel protagonista en “Crepúsculo” y por hacer de Cedric Diggory en “Harry Potter” le pasa lo contrario. Físicamente, no tiene nada que ver con el estrafalario pintor, pero su actuación es muy buena, según mi criterio, sobre todo en las escenas finales, cuando tiene que imitar las delirantes miradas de Dalí. Respecto al actor que hace de Buñuel, Matthew McNulty… no se parece ni física ni psicológicamente. El retrato que hacen de Buñuel es de un ser homófobo, bruto, casi salido de las cavernas. Si bien es verdad que el cineasta tenía un carácter fuerte, la forma de presentarlo en la película me resulta exagerada y hasta ofensiva.

4. Historia: Aquí hay numerosos errores (contar con la orientación de Ian Gibson no le habría venido nada mal al guionista), como el hecho de que Lorca se encuentre en la Residencia en el momento de la llegada de Dalí o que la persona que le acompañe antes de salir por última vez hacia Granada sea Buñuel y no Rafael Martínez Nadal; por poner algún ejemplo. También la lectura de los poemas lorquianos resulta en algunos casos errónea e incluso se llega a mezclar la “Oda a Salvador Dalí” con una parte del “Llanto por Ignacio Sánchez Mejías”. Sin embargo, hay que señalar un aspecto positivo: la forma en la que se ha tratado la relación entre Lorca y Dalí, sin alterar los hechos dando lugar al sensacionalismo, logrando captar esa intimidad tan especial entre ellos.


Conclusión: Lo que hubiera podido ser una buena película se ha estropeado por fallos en el guión y en la ambientación, principalmente, además de un desinterés por ceñirse un poco más a los hechos verdaderos. Contar con la aportación de Gibson hubiera sido interesante, insisto. No obstante, resulta curioso ver un intento de llevar a la gran pantalla a personajes tan interesantes como Lorca o Dalí y a una época tan fascinante como la Edad de Plata española. A los interesados en el tema, les recomiendo la serie de TVE "Lorca: la muerte de un poeta", dirigida por J.A. Bardem y protagonizada por Nicholas Grace. Esa sí es una buena producción.