viernes, 21 de noviembre de 2008

Ceci n'est pas un hommage...


Quién no ha visto alguna vez al misterioso hombre con traje y sombrero oscuros, cuyo rostro queda siempre oculto por una manzana, una paloma, un espejo que no ofrece el verdadero reflejo o, simplemente, porque se encuentra de espaldas. El mismo hombre al que le salen alas negras en la famosa pintura “El mal de la ausencia”, o aquel que se difumina en gotas de lluvia con forma de hombrecillos en “Golconda”.

Ese hombre no es otro que el propio René Magritte, célebre pintor surrealista belga de cuyo nacimiento hoy se cumplen 110 años. Inspirado por la obra de Giorgio de Chirico, otro famoso pintor surrealista, Magritte se interna en este movimiento, que tuvo su auge a finales de los años 20 en París. Allí conoce al resto de surrealistas: Paul Éluard, André Breton, Salvador Dalí, Joan Miró…

Al contrario que en las pinturas de Dalí, Magritte no utiliza el surrealismo para expresar sus temores y obsesiones íntimas, sino que introduce el realismo mágico y crea un confuso mundo en el que nada es lo que parece. Magritte hace estallar la realidad como el cristal de la ventana de su obra “La clé du champs”, en la que el propio reflejo del paisaje se hace añicos en el suelo. Espejos que no reflejan el rostro, un ojo que encierra el cielo, una nube que cabe en una inmensa copa, un castillo que desafía a la ley de la gravedad, dos amantes que se besan con sendos paños cubriendo sus rostros. La realidad no es siempre lo que vemos, y las ilusiones ópticas son frecuentes. Magritte lo expresó en su obra “La traición de las imágenes”, en la que bajo el dibujo de una pipa se puede leer: Ceci n’est pas une pipe. Y realmente no es una pipa, sino la reproducción de una pipa. El pintor se burla de nuestro propio asombro de modo irónico, sagaz, agudo. ¿La realidad es lo que vemos o solo lo que nos parece ver? Llegados a este punto, cómo olvidar el célebre Mito de la caverna, de Platón, en el que lo que creemos realidad no es más que el reflejo del “Mundo de las ideas”, ese al que solo las almas pueden ascender…
.
Misterios del surrealismo, en el que nada es lo que parece.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Ironías


Estos últimos meses, las polémicas sobre Federico García Lorca se suceden. En primer lugar, la exhumación del barranco de Alfacar donde supuestamente descansan sus restos –fijada por el juez Garzón para los días entre el 15 y el 18 de noviembre- ha sido paralizada. La familia del poeta no está dispuesta a dar su brazo a torcer tan fácilmente, y los familiares de Dióscoro Galindo y Francisco Galadí –el maestro y el banderillero que fueron fusilados junto a Federico- tendrán que seguir reuniendo paciencia antes de recuperar los restos de sus seres queridos. Los descendientes de García Lorca solo han conseguido aplazar algo que se tendrá que llevar a cabo indefectiblemente, tarde o temprano. ¿Por qué retrasar lo inevitable? Los familiares del maestro y del banderillero ya han esperado suficiente.


Por otra parte, en las últimas semanas se ha venido desarrollando un llamativo caso de ignorancia mezclada con cinismo. Ha ocurrido en la Universidad de Granada, donde el poeta Luis García Montero (fotografía adjunta) imparte una asignatura sobre García Lorca. Otro profesor de la misma universidad, José Antonio Fortes, se dedicaba a predicar en sus clases barbaridades tan inmensas como que García Lorca era fascista y Francisco Ayala un aliado del fascismo. También criticaba a García Montero. Este procedió a publicar en El País un artículo que señalaba la tremenda falsedad de las afirmaciones de Fortes, al que calificó de profesor perturbado; lo cual le sirvió para que el aludido le denunciara por injurias graves. García Montero ha sido condenado a una multa por defender la dignidad de dos grandes escritores, y la suya propia.

Después de oír todo esto, nos asalta una duda principal: ¿cómo es posible que alguien pueda llegar a ser tan ignorante para hacer tales declaraciones sobre Lorca o Ayala? No se puede poseer unos mínimos conceptos históricos y afirmar que un poeta asesinado por el franquismo era fascista. Es más, resulta un insulto a la memoria de Federico. Él, que se declaraba del partido de los pobres, que celebró la llegada de la República, que defendió los intereses de los más necesitados, que describió las tragedias de las clases populares de Andalucía en su “Romancero gitano”. Cierto es que Federico procedía de una de las familias más ricas de Fuentevaqueros, su pueblo natal; y que lo más sencillo para él hubiera sido tener ideología de derechas. Pero su sensibilidad era más fuerte, y desde su juventud siempre se puso de parte de los pobres. Federico eligió el camino difícil, el camino que le llevó a una muerte estremecedora. Un tiempo antes de su fusilamiento, declaró que En Granada se encontraba la peor burguesía de España. Una declaración que los falangistas usaron como principal excusa para su asesinato, junto con su firma en diversos manifiestos comunistas. El 18 de agosto de 1936 Federico García Lorca fue asesinado por la Falange de Granada, después de sufrir en la cárcel diversas torturas. De nada sirvió la petición de clemencia de su amigo, el también poeta Luis Rosales, miembro de la Falange. El general franquista Queipo de Llanos respondió con la célebre y escalofriante frase Dadle café, mucho café, que sentenció al poeta. Y más tremenda resulta aún la declaración de uno de los asesinos de Lorca, que el mismo día de fusilarlo afirmó: Le he metido dos tiros en el culo por maricón. Se nos hiela la sangre al pensar en todo lo que Lorca debió sufrir por defender su ideología, por su forma de pensar; y no podemos evitar indignarnos ante los comentarios de cualquier ignorante que no conoce ni la historia de su propio país.

Y qué decir de Francisco Ayala, exiliado desde el triunfo del franquismo hasta 1960. Cualquier comentario sobra. Visto así, las palabras de este tal Fortes resultan una triste ironía que atenta no solo contra la memoria de dos grandes escritores, sino contra la dignidad de todo un pueblo que sufrió la represión franquista. Qué daño pueden hacer a veces este tipo de ironías. García Montero se merece todo mi apoyo.