Un 21 de septiembre tal como hoy, en 1902; Sevilla vio nacer a uno de los poetas más sublimes de la Historia. Fue en la calle Conde de Tójar (hoy Acetres), en el número 6. Desde su más tierna infancia, rodeado de un padre militar demasiado autoritario y una madre demasiado débil, Luis Cernuda hubo de hacer frente a la realidad, esa que a la vez odiaba y amaba. Las circunstancias vitales hicieron de él una persona hipersensible, patológicamente tímida, dada a la depresión y en ocasiones algo infantil. Se refugió en el dandismo para disfrazar sus inseguridades. Nunca dejó de ser el eterno adolescente.
Si bien tuvo a lo largo de su vida algunos amigos verdaderos, no fue fácil para él enfrentarse a un mundo que todavía olía demasiado a incienso, en el que su homosexualidad (que demostrando una gran valentía, nunca ocultó) desagradaba a muchos.
Miembro de la llamada Generación del 27 (para él, Generación del 25), Luis Cernuda se convirtió en uno de los poetas más influyentes en los últimos tiempos, y también escribió interesantes ensayos de crítica literaria, prosa y teatro. Su obra La realidad y el deseo constituye una autobiografía poética de su complicada existencia, de su desengaño hacia el amor y su intento de olvidar a su Arcángel, Serafín F. Ferro, el muchacho que le rompió el corazón. Finalmente, extrae la conclusión de que el olvido es imposible, pues cuando termina el amor lo que queda es el recuerdo de un olvido.
Si bien tuvo a lo largo de su vida algunos amigos verdaderos, no fue fácil para él enfrentarse a un mundo que todavía olía demasiado a incienso, en el que su homosexualidad (que demostrando una gran valentía, nunca ocultó) desagradaba a muchos.
Miembro de la llamada Generación del 27 (para él, Generación del 25), Luis Cernuda se convirtió en uno de los poetas más influyentes en los últimos tiempos, y también escribió interesantes ensayos de crítica literaria, prosa y teatro. Su obra La realidad y el deseo constituye una autobiografía poética de su complicada existencia, de su desengaño hacia el amor y su intento de olvidar a su Arcángel, Serafín F. Ferro, el muchacho que le rompió el corazón. Finalmente, extrae la conclusión de que el olvido es imposible, pues cuando termina el amor lo que queda es el recuerdo de un olvido.
En su prosa poética o narrativa, así como en sus obras de teatro; Cernuda se identifica a sí mismo con sus personajes. De este modo, se convierte en Albanio o Lelio; y precisamente es en algunas de sus descripciones donde podemos hallar su visión sobre sí mismo. Resulta inevitable transcribir aquí el fragmento de Una comedia inacabada y sin título en el que la Gitana lee la mano de El Silfo:
Te juzgan mal y sufres por eso. Eres de nieve por fuera y de llama por dentro. Quien te toca se hiela mientras tú te abrasas. No sabes querer y estás queriendo siempre; no sabes vivir y estás vivo. Tu sitio no está en ninguna parte; siempre desearás un lugar diferente. Eres el extranjero.
Te juzgan mal y sufres por eso. Eres de nieve por fuera y de llama por dentro. Quien te toca se hiela mientras tú te abrasas. No sabes querer y estás queriendo siempre; no sabes vivir y estás vivo. Tu sitio no está en ninguna parte; siempre desearás un lugar diferente. Eres el extranjero.
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